domingo, 4 de junio de 2017

Médic@s y enfermer@s, no discrimineis al paciente con enfermedad mental.

Hablemos de algo incomodo que ocurre a diario en cualquier hospital, grande o pequeño, con servicio de psiquiatría o sin él. Hablemos de los pacientes con un diagnóstico psiquiátrico, de como los discriminamos y les damos una peor atención.

Lejos de atacar, mi único propósito es sensibilizar a las personas que trabajamos en un hospital o en un centro de salud sobre como ciertos prejuicios que tenemos afectan directamente a la calidad asistencial que reciben los "pacientes psiquiátricos". 
Médic@s y enfermer@s tenemos ques er más objetivos y
dedicarle el mismo tiempo e interés a los pacientes según
la gravedad de su patología.
El primer problema al que se enfrenta una persona con un diagnóstico psiquiátrico es al rechazo por parte de la sociedad. Los diagnósticos definen enfermedades pero no a las personas, pero tendemos a no diferenciar lo que es la persona de lo que es su enfermedad. Así se puede llegar a pensar que todos los esquizofrénicos son iguales, todos los bipolares, todos los depresivos, todos los alcohólicos, todos los trastornos de personalidad... Pensamos que las enfermedades son planas, que el esquizofrénico está siempre delirando, que el bipolar está siempre triste o maníaco, que el alcohólico siempre está bebiendo... Pues no.

Las enfermedades psiquiátricas  son las menos estudiadas y cuyo origen es más desconocido. Eso no impide que culpabilicemos al enfermo de lo que le ocurre, mucho más que en otras especialidades. Que persista una justificación moral de por qué enfermaron. Hay un pensamiento generalizado de que las personas qe sufren una enfermedad mental "se lo buscaron" y son los únicos resposables de su situación, por lo que de manera indirecta hace que se les escuche menos y se crea que tienen menos derecho a la atención sanitaria que el resto de la población.

En el triage hay que escuchar a la persona y ser objetivos.
Por eso no es de extrañar que cuando llega una persona a urgencias y refiera unos síntomas, dependiendo de si está en seguimiento o no por psiquiatría, se achaquen esos síntomas a una enfermedad orgánica o a su "enfermedad psiquiátrica de base". Es frecuente que el psiquiatra de urgencias vea una ansiedad que viene acompañada de un dolor precordial, sin haberse descartado patología cardíaca; que vea un estado de desorientación en un paciente con una anemia importante; o un cuadro de depresión y anorexia que se corresponde a un cáncer.

Los psiquiatras somos médicos,
hay que ejercer como tales.
No debe cundir el pánico. El diagnóstico de la etiología del cuadro se hará, los psiquiatras somos médicos y hemos pasado 6 meses en la facultad de medicina, hemos hecho el MIR, nos hemos formado mucho. El psiquiatra tiene por tanto la obligación de descartar otros procesos no psiquiátricos y una vez orientado el caso, consultar con el especialista pertinente. 

Ningún psiquiatra debe de olvidar que es médico.

Ningún médico o enfermero debe olvidar que tener una enfermedad mental no excluye tener otras enfermedades.

Lo que no debemos olvidar es que, ya de por sí, los síntomas psiquiátricos son poco reconocidos y valorados, son difíciles de objetivar, no hay casi pruebas analíticas o de imagen que apoyen un diagnóstico psiquiátrico. Las personas a las que tratamos suelen ser diagnósticadas tardíamente y muchas veces tras mucho peregrinaje, tras mucho sufrimiento. Por ello es importante que cuando tienen otras enfermedades se les tome en serio, se haga desde el principio un correcto diagnóstico diferencial y las pruebas pertinentes tal como se les haría en primera instancia a una persona sin un diagnóstico psiquiátrico.

Es fundamental hacer un triage sin prejuicios ni perjuicios. Toma de constantes a todo paciente que llegue, comprobando estabilidad hemodinámica y otros parámetrso que nos puedan indicar un peligro vital.