SE AMABLE
Ese es mi nuevo mantra y lo que intento transmitir a los residentes y estudiantes que empiezan a rotar conmigo.
Nunca sabemos qué nos podemos encontrar en una consulta (independientemente de la especialidad). No sabemos nada de la persona que cruza la puerta y viene en busca de ayuda. No sabemos por lo que ha pasado, por lo que está pasando y por lo que pasará. No sabemos cuánto tiempo puede llevar esperando esa consulta, ni cuánto ha podido empeorar desde que le derivaron. No sabemos cómo se sintió tratado por otros profesionales. No sabemos casi nada.
Se amable con esa persona que cruza la puerta de la consulta. No hagas juicios de valor de manera precipitada por mucha agitación que traiga, por muchos malos modos, por mucha exigencia que lance a través de sus primeras palabras. No digo que sea justo que nos llevemos los reproches de un sistema sanitario que tiene tantos déficits. No justifico que suframos ningún tipo de agresión. No. Pero se amable.
Se amable, ayuda a esa persona a contenerse, a comprender que tu trabajo y tu rol en la consulta es el de ayudarle con las herramientas que tenemos disponibles. Genera un reflejo empático, genera confianza. Algunos residentes y alumnos se han sorprendido de cómo pueden cambiar las cosas con amabilidad y tranquilidad. Porque no se gana nada echando leña al fuego*.
Se amable, con esa amabilidad que se traduce en transmitir que es bienvenido, que no tenemos prisa porque se marche, por despacharlo lo antes posible. Haz que sienta que lo que cuenta importa, tal vez no tenga a nadie que le escuche de verdad.
Dale tiempo y date tiempo de hacer bien el trabajo**, de extraer la información de interés, de reflejar lo prioritario en la historia clínica, de pedir las pruebas necesarias. Se amable, explica el porqué de cada prueba que solicitas o de por qué le derivas a otro profesional. Comenta con amabilidad y honestidad las distintas opciones que hay de tratamiento (si es que las hay), dale tiempo a pensar.
La alianza terapéutica comienza en la amabilidad, con el rostro que se encuentra el paciente por primera vez al entrar en la consulta. Tal vez la mirada amable y el saludo sea el primero de los actos médicos que realizamos a diario con cada paciente, no renuncies a él. Levanta la mirada, levántate, estrecha la mano.
Se amable. También contigo. Permite que tu consulta sea un lugar agradable y con sentido. Porque de lo que se siembra, se recoge. Y se siembra y recoge del suelo que se pisa, no de arriba***.
* Podemos darle una explicación neurocientífica: las neuronas espejo. Domemos las nuestras para que no se contagien de las emociones de los demás y trasmitamos tranquilidad y confianza a la persona que tenemos enfrente.
** Aunque vayamos mal de tiempo en la consulta (¿y cuándo se va bien de tiempo?), tardar un poco más y hacerlo completo y bien de primeras nos ahorrará luego mucho tiempo a todos. Aunque habría que escribir más cartas a los que gestionan los tiempos de consulta y los cupos de pacientes.
***De arriba ojalá recogiéramos más.
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