No sé dónde estarás en estos momentos, si en el Ministerio de Sanidad eligiendo plaza, si de vuelta de Madrid o en casa nerviosa, tachando lo que otros han podido elegir antes que tú. La cuestión es que debido a tu esfuerzo continuo y dedicación, a la posibilidad de haber podido tener la intensidad de estudio suficiente en el último año, hay una plaza de residente para ti en algún lugar. Muchos que también lo merecen se han quedado a las puertas y les tocará volver a luchar para darle al botón de "ok" y aceptar la plaza.
Son muchos años de esfuerzo que ni siquiera culminan en este día, sólo es otro día más de comienzo de las etapas laborales y personales que se van sucediendo, pero es un comienzo algo más especial. Estás más verde que un guisante y en un mes te van a echar a los leones, pero asústate sólo lo necesario. Los primeros meses vas a estar descolocada y agotada, seguramente a mitad de residencia empieces a comprender en que lío te has metido, sintiéndote segura de tus habilidades y conocimientos para que, cuando te toque terminar, te des cuenta de que sigues incompleta y que nunca podrás dominarlo todo tú sola.
Nunca podrás dominarlo todo tú sola. Llevas años trabajando en la soledad de tu flexo, tus apuntes y tus codos ásperos. Sí, has hecho trabajos en grupo, pero aún no has tenido pacientes en grupo, responsabilidad de la de verdad, de la de dormir con una losa en el pecho pensando en tus decisiones que te tocará tomar desde muy pronto. Trabajar en equipo no es trabajo con los "míos", aquel profesional que
durante los momentos de descanso de una guardia no se ha sentado junto a
enfermeras, médicos y auxiliares a descargar tensiones, a escuchar su
experiencia con los pacientes o sus problemas; aquel que no consulta al
auxiliar, enfermero o médico sobre que decisión tomar y hacerlo con un
criterio unilateral... No será un buen profesional.
Aprende de tus tutores, por muy desastres y anticuados que te parezcan, por muy mala empatía con el paciente que tengan, por muy ser el tipo de profesional en el que jamás te querrás transformar; por lo que saben y lo que no saben tú puedes aprender. Lo fácil es aprender de un buen tutor, que hay muchos, pero siempre querríamos más. Aprende de los residentes de otras especialidades, se forman como tú, por eso seguramente te den una información más adecuada, con pasos, no directa a la solución final cuando tu razonamiento clínico aún no está perfeccionado.
Aprende de tus residentes de especialidad, van a ser tus mejores mentores. La "R Mayor" es la mejor tutora, confidente y amiga que tendrás en el hospital o centro de salud. Yo tuve dos maravillosas en mi primera especialidad, Cristina y MªLuisa, ahora en esta segunda etapa a Cristina, MªJosé e Irene. Si llego a ser una buena especialista, un gran mérito es de ellas porque sin un guía cercano es muy difícil aguantar estos años de formación. Nunca podrás dominarlo todo tú sola, en la salud hay que trabajar en equipo.
Bienvenid@ R1, en estos próximos años nos tocará aprender de ti todo lo que aportas en la maleta en la que llevas bien planchadita tu bata blanca.
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